La Gran Logia Cuscatlán de El Salvador, anuncia la celebración del Masón Salvadoreño 2019
Hagamos nuestra parte Hermanos salvadoreños, hoy debemos asumir lo que significa ser parte de una sociedad democrática; esto es, ejercer nuestros derechos y obligaciones. Si queremos cambios, transparencia, equidad y justicia, debemos asumir nuestro rol como ciudadanos viviendo en una democracia, y eso es usar el derecho de elegir. En este momento nuestra obligación es ejercer el derecho adquirido -con no poco esfuerzo-, de asistir masivamente a las urnas y escoger quién debe gobernarnos. No debemos permitir que la comodidad y la creencia que no valemos como individuos, ponga nuestra incipiente democracia en manos de aquellos que quieren vernos sólo como un voto que les permite alcanzar puestos de poder. Creemos firmemente que las opciones de la oferta electoral serán mejores cada vez, en la medida que el pueblo demuestre que sabe elegir, y que así como da, también puede quitar. Dejemos de pensar de manera polarizada pues los extremismos sólo nos continuarán separando más cada día y entendamos de una vez que nuestra única fortaleza, nuestra única oportunidad de sacar adelante a El Salvador es trabajar unidos, con tolerancia, solidaridad y buscando el bienestar de todos. Solo así, se verán los cambios necesarios para que la población mejore en lo verdaderamente importante. Salgamos de nuestra zona de confort y vayamos a votar. Asumamos nuestra democracia y hagamos nuestra parte.
La laicidad del Estado y de sus instituciones es ante todo un principio de concordia de todos los seres humanos fundado sobre lo que los une, y no sobre lo que los separa. Este principio se realiza a través de los dispositivos jurídicos de la separación del Estado y las distintas instituciones religiosas, agnósticas o ateas y la neutralidad del Estado con respecto a las diferentes opciones de conciencia particulares. Puede definirse la laicidad como un régimen social de convivencia, cuyas instituciones políticas están legitimadas por la soberanía popular y no por elementos religiosos. Si la laicidad designa el estado ideal de emancipación mutua de las instituciones religiosas y el Estado, el laicismo evoca el movimiento histórico de reivindicación de esta emancipación laica. La laicidad pretende un orden político al servicio de los ciudadanos, en su condición de tales y no de sus identidades étnicas, nacionales, religiosas, etc. El término laicidad viene del vocablo griego laos, que designa al pueblo entendido como unidad indivisible, referencia última de todas las decisiones que se tomaban por el bien común. El laicismo recoge ese ideal universalista de organización de la ciudad y el dispositivo jurídico que se funda y se realiza sobre su base. El laicismo como afirma Henri Peña-Ruiz, “es la palabra para referirse al ideal de emancipación de la esfera pública con respecto a cualquier poder religioso o, en un sentido más amplio de toda tutela del Estado que, siendo democrático, ha de ser de todos y no sólo de unos algunos”. La laicidad descansa en tres pilares: la libertad de conciencia, lo que significa que la religión es libre pero solo compromete a los creyentes, y que el ateismo es libre pero solo compromete a los ateos; la igualdad de derechos, que impide todo privilegio público de la religión o del ateismo; y la universalidad de la acción pública, esto es, sin discriminación de ningún tipo. Esas son las tres exigencias indisociables del laicismo, afirma Henri Peña-Ruiz Como dice A. Comte-Sponville en su Diccionario Filosófico: “El laicismo nos permite vivr juntos, a pesar de nuestras diferencias de opinión y de creencia. Por eso es bueno. Por eso es necesario. No es lo contrario de religión. Es, indisociablemente, lo contrario del clericalismo (que querría someter el Estado a la Iglesia) y del totalitarismo (que pretendería someter las Iglesias al Estado).” LOS PRINCIPIOS DEL LAICISMO Libertad de conciencia. La conciencia es naturalmente libre para adherirse a cualquier opción espiritual, ya sea creyente, agnóstica o atea, o para no adherirse a ninguna o cambiar de opción cuando quiera (la apostasía es un derecho que ha de ser garantizado por el Estado). Separación del Estado y las confesiones religiosas. Lo que implica la clara distinción entre el ámbito público y el privado, y la estricta separación entre la política y las religiones u otros particularismos. Igualdad de trato de todos los ciudadanos y ciudadanas. La neutralidad del Estado laico exige que ninguna opción particular (religiosa o no) sea discriminada ni positiva ni negativamente. No caben los privilegios públicos de una opción cualquiera en un Estado laico. Solo así se garantiza la igual consideración de todos los individuos como ciudadanos libres. La búsqueda del bien común como única razón de ser del Estado. Los griegos llamaban “koinonía” al principio según el cual el ejercicio de la ciudadanía debía tener como único referente el bien común (koinon), poniendo entre paréntesis los intereses privados. El Estado laico, sobre la base de aquel principio republicano, tiene como referencia la universalidad del bien común. No es legítima la financiación pública de los cultos particulares, que debe destinarse única y exclusivamente a lo que es de interés general. El laicismo se compromete así con la defensa de los servicios públicos, es decir, la utilización del presupuesto público para aquellos servicios que son de interés general (educación, sanidad, etc.).
Para El Salvador y el mundo. ¿Alguna vez te has puesto a pensar cuantos días te faltan de vida? Es una pregunta extraña para un día como hoy; pero resulta que la parafernalia comercial a veces nos oscurece la esencia de lo que algunas fechas del calendario, podrían llegar a transmitir. Y ese es el caso del día de San Valentín. Sea cual sea la historia de este día, si existió o no San Valentín, la verdad es que hoy muchos países conmemoran el Amor y la Amistad; pero confundiendo una de las más grandes capacidades del ser humano, con las cosas que se pueden encontrar en las tiendas, y olvidando así, el más grande motivo de nuestra existencia, que es la felicidad. Pensamos prioritariamente en las cosas importantes de la vida, como son los estudios, el sustento diario, importantes metas como negocios, el trabajo, las cuentas. En efecto, todo eso es importante, pero a nuestro alrededor hay otras cosas que nos recuerdan un lado sensible en nuestras vidas, como la música, el arte, y días como el día de hoy. Todos tenemos sentimientos, que también son sumamente importantes para nuestras vidas, y pese a ello los tenemos sumamente descuidados, pues no vigilamos los ejercicios necesarios para nuestra alma, ni tomamos medicamentos para el sufrimiento, ni sabemos si padecemos de desnutrición emocional, pero en lo que al cuerpo se refiere si nos cuidamos en mayor o menor grado. Amar es una capacidad y una necesidad de cada ser. El amor no es solo una relación especial con una persona especial. Amar es saberse parte del universo. Sentir la vida fluir. Respetar. Tolerar. Perdonar. En medio de nuestra convulsa sociedad, embebida en sus problemas y su violencia, un mensaje como éste quizá resulta desubicado o superficial. Pero, cuánto se podría lograr con una dosis de tolerancia y de amor. Comprensión para con el pesado que te maltrata, para el que no se fija en el vuelto que te da, con el empleado que comete errores, con tu hijo, con el día caluroso y el pesado tráfico. Y así tarde o temprano, vendrá la que más anhelas: la comprensión hacia ti. ¿Perdonará el ladrón y el asesino? Sabemos que no. Y eso es un hecho sumamente doloroso. Pero mientras no cese el odio y la violencia en los pequeños hechos de nuestras vidas, jamás cambiará el conjunto de nuestra sociedad. No es fácil ser tolerante y perdonar. Pero ahí es donde podemos observar qué poco podrá cambiar el entorno, sino empieza ese cambio a florecer en nuestro interior. Aprovechemos nuestro corto tiempo en este mundo, y construyamos cada uno la felicidad. Di “te quiero” a las personas que quieres... y a las que no. Da hoy el mejor regalo. Da tu sonrisa y ama. Gran Logia Cuscatlán
Dia del padre
San Salvador es sede de 50 edición de Gran Asamblea COMACA En la plenaria anual se discutirán temas como la corrupción en el área centroamericana Recientemente se llevó a cabo en la ciudad de San Salvador, la 50ª Gran Asamblea de la Confederación Masónica Centroamericana (COMACA), así como la reunión Anual De La Zona III de la Confederación Masónica Interamericana (CMI). Durante el evento representantes de 18 delegaciones provenientes de diversos países del mundo, tales como México, Brasil, República Dominicana, EU, Rumania, España, junto con delegados del área centroamericana, se dieron cita para deliberar sobre el tema: “Impacto de la Corrupción en el Desarrollo de La Región Centroamericana” Al respecto el titular de la Gran Logia Cuscatlán, de El Salvador, Alejandro Zabaneh, mencionó que en esta reunión “se espera llegar a un consenso en relación a ese tema y hacer un aporte concreto para el futuro de la región, el cual es definitivamente es más promisorio en cuanto se aproxime a la integración del istmo, como opción de desarrollo económico, social y cultural”. Sobre los aportes de esta orden, se supo que la sesión plenaria de la COMACA se realiza cada año rotativamente entre los países de América Central; durante el desarrollo de las diferentes ediciones de COMACA se estudian diversos temas de interés centroamericano, correspondiendo a El Salvador la sede regional para 2017. En esta ocasión, se produjo la Carta de San Salvador, copia de la cual se puede leer a continuación. LA CONFEDERACIÓN MASÓNICA CENTROAMERICANA (COMACA) En su Quincuagésima Gran Asamblea, y REUNIÓN ANUAL DE LA ZONA III DE LA CONFEDERACIÓN MASÓNICA INTERAMERICANA (CMI) Declara la presente Carta de San Salvador Nosotros, Los representantes los Masones de Centroamérica, en esta ciudad reunidos: Conscientes que el bienestar social, material y espiritual, requiere de paz, armonía y esperanza entre los miembros de la sociedad, y considerando: Que muchas son las condiciones que se oponen a estas ideas actualmente, y entre una de las más destructivas y elusivas, se encuentra la corrupción como uno de los principales obstáculos al cumplimiento de los objetivos de cualquier sociedad, particularmente en el caso de las naciones pobres, en vías de desarrollo o en condición de cualquier forma de vulnerabilidad. Que la corrupción en todas sus formas es opuesta a la dignidad de la persona humana, y no debe considerarse en su tratamiento únicamente las formas tocantes al comportamiento de los funcionarios públicos, que es la arista más visible y de mayor impacto, sino que debe incluirse todo acto de aberración en menoscabo del bienestar social e individual, pues tan impactante es la corrupción política como lo son la violencia, la impunidad, etc., y cualquier otra que limite los derechos universales de las personas. Que la corrupción en la sociedad actual actúa en dos sentidos nefastos: uno hacia las clases gobernantes en donde procrea impunidad y degradación de la institucionalidad, llegando incluso a socavar los fundamentos de la vida democrática; y en un sentido menos visible pero igualmente perverso, afecta a población civil habituándola a tolerar la misma corrupción, a promover la apatía hacia la participación ciudadana, a diluir la conciencia sobre los derechos y obligaciones cívicos, y en general acostumbra a la convivencia con la miseria, la desesperanza y la degradación ética y moral. Que el principal índice de la corrupción -que son las ganancias ilícitas-, no puede circunscribirse únicamente al ámbito pecuniario, ni a un sector en particular, pues es un mal social que se da cuando la ciudadanía en general propugna el beneficio individual en detrimento de sus responsabilidades para con los derechos de los demás, los de los jóvenes y las minorías, de los grupos vulnerables, e inclusive del medio ambiente. Que el estado de descomposición social actual, en el cual nuestros pueblos han dejado de lado las obligaciones morales de justicia en pos del beneficio individual, genera un impacto tan grande y prolongado, que es plausible el debilitamiento de las entidades del Estado, ante fenómenos (que también se nutren de la corrupción pública y social), tales como el crimen organizado y las pandillas, como grupos de influencia internacional al margen del control social, con sus propios valores y mecanismos financieros. Que al final de cuentas, son las clases sociales más desprotegidas, las más expuestas y las que presentan mayor requerimiento de asistencia social, las que sufren con mayor intensidad los efectos de la corrupción en todos los niveles: la de los funcionarios, la de los políticos, así como la indiferencia del resto de sectores sociales a los problemas que enfrentan. Que la corrupción en cualquiera de sus formas, es un flagelo intolerable, que da origen a otros problemas sociales regionales como inestabilidad social, falta de seguridad jurídica, florecimiento del crimen internacional y de grupos al margen de la ley, por citar solo algunos, que se suman a variables incontrolables como los efectos del cambio climático, epidemias y el impacto de la fragilidad económica mundial en el área, situaciones todas, que son opuestas al bienestar y tranquilidad de sus habitantes. Y finalmente, que la historia reciente del área centroamericana tiene un origen común, la vida independiente de cada una de las naciones que la componen ha tenido derroteros muy particulares, y pese a ello, en la actualidad la realidad de las naciones del istmo, vuelve a coincidir en problemas y oportunidades comunes para el área. Ante todos estos considerandos, la Conferencia Masónica Centroamericana, en ocasión de su Quincuagésima Sesión, preocupada por las implicaciones hacia el desarrollo sostenible y el futuro democrático de los países integrantes, a todos los habitantes de las naciones de Centroamérica declara: La urgente necesidad que los Gobiernos del área inicien un rescate de la institucionalidad en cada país, transparentando sus distintos procesos, despolitizando las grandes decisiones sociales y permitiendo la regionalización de experiencias en aras de un bien común a los habitantes del gran país que es Centroamérica unida. La necesidad de la más pronta adhesión a los tratados internacionales y demás mecanismos disponibles para erradicar de manera urgente la cultura de corrupción e impunidad que caracteriza parte de la vida institucional en las sociedades centroamericanas. Disponer a los entes regionales establecidos, como bastiones de una lucha sistemática para estimular el intercambio de información y experiencias en casos puntuales, para facilitar la investigación y erradicación de los efectos de la corrupción. Propone una inmediata revisión de los presupuestos ejecutivos en cada nación, teniendo como verdadera luz las necesidades de los grupos más vulnerables, que son el hambre, la ignorancia, inseguridad, vulnerabilidad, enfermedad, falta acceso la justicia igualitaria, entre tantos padecimientos; y plasmar esos planes en esquemas efectivos y transparentes. Exhorta, a todos los ciudadanos centroamericanos, que de alguna manera creen en la Luz de un Ser Superior y que asumen la Verdad y la Virtud individual y colectivas como garantías de la paz social, iniciar una verdadera revisión de su participación crítica hacia la gestión de sus gobernantes, autoridades e inclusive de sus propios actos, como fundamento de la convivencia en paz y armonía. Y a todos los Masones de Centroamérica, instarlos a velar de manera fehaciente por las buenas costumbres, la verdad y la virtud, e irradiar en su círculo más cercano los beneficios de la tolerancia y la fraternidad, como pequeñas chispas que de una u otra forma, iluminen la oscuridad del mundo profano. 29 de septiembre de 2017. Alejandro Salvador Zabaneh Colocho Respetable Gran Maestro de la Gran Logia Cuscatlán. Efrén Molina Ramos Respetable Gran Maestro a.i. de la Gran Logia de Costa Rica. John Alexander Rodgers Mackay Respetable Gran Maestro de la Respetable Gran Logia de Honduras. Gustavo Estuardo Ordóñez Kotcher Respetable Gran Maestro de la Respetable Gran Logia de Guatemala. Roberto José Hernández Respetable Gran Maestro de la Gran Logia Simbólica de Nicaragua. Roberto A. Cueto Cisneros Respetable Gran Maestro de la Respetable Gran Logia de Panamá.